Los efectos de los vientos en altura, las corrientes en chorro y la rotación de la Tierra en los tiempos de vuelo
Si alguna vez te has dado cuenta de que la duración de un vuelo de ida y el de vuelta entre dos ciudades es diferente, no estás solo. Esto es algo común, especialmente en vuelos largos o transcontinentales, y la razón se debe principalmente a los fenómenos atmosféricos que afectan el tiempo que un avión pasa en el aire. Los vientos en altura, especialmente las corrientes en chorro, y en menor medida la rotación de la Tierra, juegan un papel crucial en este fenómeno.
El impacto de los vientos en altura y las corrientes en chorro
La razón principal por la que los vuelos de ida y vuelta no duran lo mismo tiene que ver con las corrientes en chorro. Estas son flujos de aire a gran altitud que viajan a velocidades extremadamente rápidas, alcanzando hasta 400 km/h o más. Estas corrientes se encuentran principalmente a altitudes donde vuelan los aviones comerciales, y pueden tener un gran impacto en los tiempos de vuelo.
Cuando un avión vuela en la misma dirección que las corrientes en chorro (esto es, con el viento a favor), el viento “empuja” al avión, ayudándolo a volar más rápido y reduciendo el tiempo total del vuelo. Esto suele suceder en vuelos que viajan hacia el este, ya que las corrientes en chorro en el hemisferio norte suelen moverse en esa dirección.
Por otro lado, cuando un avión vuela en dirección opuesta a estas corrientes, lo hace con el viento en contra. Esto significa que el avión debe superar una mayor resistencia del aire, lo que hace que avance más lentamente y, por lo tanto, que el vuelo dure más tiempo. Esto es común en vuelos hacia el oeste, donde las corrientes en chorro suelen frenar el progreso de la aeronave.
¿Qué son las corrientes en chorro?
Las corrientes en chorro son corrientes de aire extremadamente rápidas y estrechas que circulan a gran altitud (generalmente entre 8.000 y 15.000 metros sobre el nivel del mar) y se forman debido a la diferencia de temperatura entre las masas de aire frío polar y las de aire cálido tropical. Las dos principales corrientes en chorro son la del hemisferio norte y la del hemisferio sur, y estas afectan directamente a las rutas de vuelo comerciales.
Las corrientes en chorro son más fuertes durante el invierno, cuando la diferencia de temperatura entre el aire polar y el tropical es mayor, lo que significa que los efectos de estas corrientes son más pronunciados en los vuelos que tienen lugar en esa estación. Además, estas corrientes no son lineales ni constantes; pueden cambiar su velocidad y trayectoria dependiendo de las condiciones meteorológicas.
La rotación de la Tierra: ¿Afecta realmente los tiempos de vuelo?
Aunque se podría pensar que la rotación de la Tierra (conocida como efecto Coriolis) tendría un impacto significativo en la duración de los vuelos, en realidad no es un factor tan determinante. Aunque la Tierra gira de oeste a este a aproximadamente 1.670 km/h en el ecuador, los aviones están dentro de la atmósfera de la Tierra, que se mueve con ella. Esto significa que la rotación de la Tierra no afecta directamente el tiempo que un avión pasa en el aire, ya que tanto el avión como la atmósfera se mueven a la misma velocidad.
Sin embargo, la rotación de la Tierra sí afecta a las corrientes atmosféricas, como las corrientes en chorro, lo que indirectamente influye en los tiempos de vuelo. Esto hace que los vuelos hacia el este se beneficien de vientos más rápidos, mientras que los vuelos hacia el oeste tienen que lidiar con vientos más lentos o en contra.
¿Cuánto puede variar el tiempo de vuelo?
El impacto de los vientos en altura y las corrientes en chorro puede variar considerablemente dependiendo de la ruta específica del vuelo y las condiciones meteorológicas en el momento del despegue. Por ejemplo, en un vuelo transatlántico entre Nueva York y Londres, que se realiza principalmente hacia el este, es común que los vuelos de ida duren entre 6 y 7 horas. En cambio, el vuelo de regreso (de Londres a Nueva York, hacia el oeste) puede durar alrededor de 8 horas o más debido a la resistencia de las corrientes en chorro.
Lo mismo ocurre en vuelos entre América del Norte y Asia, donde las rutas hacia el oeste suelen durar más tiempo. Por ejemplo, un vuelo de Los Ángeles a Tokio puede tomar alrededor de 11 horas, mientras que el regreso desde Tokio a Los Ángeles puede durar aproximadamente 9 horas gracias al empuje de las corrientes en chorro.
Otros factores que influyen en la duración del vuelo
Aunque las corrientes en chorro y los vientos en altura son los factores principales que afectan la duración de los vuelos de ida y vuelta, hay otros elementos que también pueden influir. Por ejemplo, las rutas aéreas que deben seguir los aviones no son siempre directas. Los controladores aéreos a menudo guían a los aviones por rutas específicas para evitar el tráfico aéreo o para mantener una distancia segura de condiciones meteorológicas adversas, lo que puede añadir tiempo a un vuelo.
Además, los vuelos nocturnos o diurnos pueden enfrentarse a diferentes patrones de viento, lo que también puede afectar el tiempo total en el aire. Finalmente, las condiciones climáticas, como tormentas o turbulencias, pueden hacer que los aviones tengan que modificar su altitud o ruta, lo que puede alterar la duración del vuelo.
Conclusión
La razón por la que los vuelos de ida y vuelta no duran lo mismo se debe principalmente a las corrientes en chorro y a la dirección de los vientos en altura. Estas corrientes de aire rápido en la atmósfera superior pueden reducir o aumentar el tiempo que un avión tarda en recorrer una misma distancia, dependiendo de si el vuelo tiene el viento a favor o en contra. Aunque otros factores, como las rutas aéreas y las condiciones meteorológicas, también juegan un papel, el impacto de las corrientes en chorro es, con diferencia, el más significativo.